Lo que sabes que no sabes

Todo es más sencillo de lo que parece pero más complicado de lo que creemos

29/8/10

Guerrilla

J entró a su casa y dejó las maletas en el suelo. Tenía muchas ganas de darse una ducha.

Al entrar en el baño, una nota pegada con celo en el espejo decía: “Despiértame cuando llegues”

El agua fría consiguió bajar la erección física, pero no aplacó el ansia que ya invadía su cerebro.

En el dormitorio, M dormía bajo el ventilador. J no estaba muy seguro de que no estuviese haciéndose la dormida, pero tampoco le importó. Separó despacio sus rodillas, acariciando el interior de los muslos, besándolos, intentando no perder de vista la cara de M en ningún momento. Su respiración le confirmaba que estaba realmente dormida, aunque sus manos se pusieran sobre su cabeza justo en el momento en que empezó a bajarle las bragas. Paró. Vió la tijera de manicura sobre la mesita de noche y alargó la mano con precaución hasta hacerse con ella. Durante ésos segundos, M se zafa y se tumba de costado, y J pasa una mano por debajo de las bragas, apretando la nalga, para separar la tela de la piel y comenzar a cortarla. Terminado el lado derecho, la gira con sumo cuidado hasta dejarla boca arriba y corta el lado izquierdo. Aparta la tela y recorre con la yema del dedo índice la línea que une un labio a otro, y luego une los suyos para explorar con la lengua, la avanzadilla, hasta encontrar el punto óptimo de humedad que permita la incursión definitiva. M ha intentado cerrar las piernas en un acto reflejo, pero las manos de J en las ingles no lo permiten. Sigue dormida.

J comienza el viaje hacia los otros labios de M. Despacio se coloca sobre ella, con las rodillas mantiene separadas las piernas de M. Mientras explora los pezones que ya empiezan a dar señales de vida su sensor erecto roza la zona relegada, roza buscando el punto de entrada, y se queda a las puertas, y en la otra zona de ataque los labios de J pasan por el cuello de M que, poco a poco se despierta, invadida primero por la confusión taquicárdica, para unirse después al enemigo que ataca con un movimiento de cadera que provoca la caída de J en el refugio buscado.

Y entonces M pregunta: ¿quién te ha dado permiso?

A lo que J responde: tú me pediste que te despertara.


14/8/10

Lesbianos

Por los oídos. Por ahí es por donde entran. E invaden el sistema límbico. Desde el oído derecho y el oído izquierdo van deslizándose hasta cruzarse cuando ya han rodeado completamente el perímetro del espacio cerebral que regula las emociones y de nada te sirve ir a más velocidad si los recuerdos te encadenan.

Una vez tomado el centro neurálgico el flujo comienza a regenerarse y mientras una parte se queda presionándolo provocando una crisis con show de 60 voces, otra genera un río de lava encendiendo tejidos con una lupa que concentra unos rayos de luz que se nos cuelan en el cerebro y que son los responsables de los momentos de lucidez que tenemos en la vida. La lava se desliza hacia el resto de órganos del cuerpo, devastando a su paso cualquier célula de indiferencia que se cruce en su camino. Y éso se nota por fuera, un cosquilleo como unos madelmans haciendo slalom por el cuello hacia el sur.

Pero por dentro es devastador. Por dentro la cosa viscosa sigue deslizándose y envuelve la víscera cardíaca y la presiona como antes hizo con la amígdala (sí, en la garganta también ha escocido...) pero esta vez, además, va dando pellizquitos. Suele pasar por no poder aceptar que el menos vaya aún a más o por ver cómo a otras les hacen serenatas con bandas de música sacadas de cualquier frenopático y la única manera de pararlas es con los labios, o porque alguien ha conseguido que los días sean precipicios en su ausencia y recuerdas las caídas en picado.

Entonces es cuando recuerdas que caíste en picado por haber sido nube con la mente, y, con algo de suerte, un regalo con cierta elegancia llena tu futuro de magia, y el corazón late tan fuerte que la lava sigue disparada su camino cuerpo abajo.

Y llega con la fuerza del placer bestial. Y te tienes que callar, porque te ha dicho ya y hoy manda él. Pierdes la cuenta de los dedos que le quedan para profundizar y, en verdad, tienes que dejar que decida el gran momento, manos atrás, porque ya no sabes ni cómo te llamas de tan fuerte y dentro.


8/6/10

La Olivetti de Pavlov

Sentada frente al papel en blanco, con la mente en blanco igual.
Comenzar a teclear en la vieja Olivetti, disparando ideas con el sonido de ametralladora de aquéllas teclas que se resistían a ser pulsadas, de una dureza inconcebible en estos tiempos de teclados ligeros e hipersensibles.
Cuando se completa una línea, suena una campanita. El carro se detiene y con la mano derecha lo desplazas utilizando la palanca metálica, arrastrándola hacia la izquierda.
Y se rozan los pechos con el antebrazo.
Sigues escribiendo, se completa otra línea. Campanita. Arrastrar el carro. Roce.
Línea. Campanita. Carro. Roce.
Cada vez que suena la campanita los muslos se aprietan un poco más.
Línea. Campanita. Carro. Roce.
Hasta que sólo queda roce.


13/2/10

Un par de apuntes a "En ruta"

Hace poco le explicaba a una amiga a qué movimiento me refería exactamente cuando me cortó para decirme "que soy una tía, ya sé de lo que me estás hablando". Y entonces la duda me asaltó: "¿sabrá un tío de qué estoy hablando?".

Vamos a intentarlo con un ejemplo:
Un gran flan de gelatina en un plato. Si ponemos las manos sobre el flan podemos notar que cualquier pequeña vibración lo hace temblar, pero sin desplazarse. Esa es más o menos la sensación de un pecho bien cubierto por una copa de sujetador. El pecho no se desborda, pero se mueve. Evidentemente hablo de pechos generosos (me encanta la expresión "pechos generosos"). Un buen sujetador es una gran obra de ingeniería.

Otro apunte:
Mikael B. me preguntó si era un relato autobiográfico. Lo de pasar cada semana por un lugar determinado lo es, aunque hay alguna variación. No es un tramo en obras, es un trayecto interurbano que he intentado atravesar de diferentes maneras: en primera, en segunda y en tercera frenando, con diferentes revoluciones y velocidades, aunque siempre dentro del límite de los 50 km/h. por supuesto. Siempre se produce el mismo movimiento.

Supongo que será el asfalto.

12/1/10

En ruta

Un día a la semana pasaba dos veces por aquel tramo de carretera en obras, unas obras que parecía que no fueran a acabar nunca. El piso inacabado junto a la velocidad corta hacían vibrar el coche, y esa vibración se podía apreciar visualmente en una leve y continua agitación de los senos, hacia arriba y hacia abajo, como si caminase deprisa o dando pequeños saltitos.

A la ida nunca había nadie. Era demasiado temprano, y todavía los obreros no habían comenzado a trabajar. Pero al regresar estaban todos enfrascados en sus tareas, y no podía evitar una sonrisa pícara al pensar que tal vez alguno pudiese apreciar el baile de sus pechos. El conjunto de estímulos le provocaba una leve excitación, podía notar el rubor en sus mejillas y la sangre palpitando en su viaje por el cuerpo. A veces se sorprendía a sí misma pisando demasiado el acelerador cuando dejaba que alguna fantasía convirtiese la leve excitación en un sofoco que le hacía sentir el ansia en las caderas y la tensión en los pechos que unos momentos antes habrían saltado a su antojo de no estar apresados por el sostén. En esos momentos casi le producía dolor el deseo de tener unas manos sujetándolos firmemente desde atrás, bajando igual de firmes hasta sujetar las nalgas, y casi podía sentirse repleta simplemente con imaginar que lo estaba.

Mientras bajaba del coche era consciente de que le brillaban los ojos y sus labios estaban ligeramente hinchados. Notó una mirada a su espalda, la mirada de la persona que la estaba esperando. La persona que no le permitió abrir la boca al tapársela con la suya, una mano en la nuca y otra en las caderas, sujetándola contra sí. La persona que apartó la boca para acercarla a la oreja y susurrar: "Creo que el sujetador que llevas puesto es mío".

18/12/09

No es lo que parece

El dolor de las ausencias y la carga de las presencias. Las presencias que te oprimen el pecho cuando son, y que lo oprimen aun mas ante la certeza de que en algún momento se convertirán en ausencias.

La sensación de ser incapaz de desenvolverte sin la ayuda de esa persona que ha guiado tus pasos, y la certeza de que esa persona hace todo lo que está en su mano para que esa sensación de incapacidad no desaparezca.

La necesidad de separarte de alguien cuya partida sera una de las más dolorosas de toda tu vida.

El miedo a no estar a la altura de las expectativas, el miedo que te paraliza bajo la premisa de no hacer nada porque no puede salir mal lo que no se hace. O disimularlo haciendo y diciendo lo que sabes que se espera que hagas o digas, caminando un terreno seguro en el que sabes que es imposible resbalar.

La conciencia y la negación. Ser consciente de esa anulación y negarte a seguir en ella.

¿Verdad que parecen las palabras de una mujer dependiente de su maltratador? Pues no lo son.

3/11/09

Reivindicativa

El histórico tira y afloja, el juego de poder, el eterno enfrentamiento apriorístico... ¿Por qué?

El sexo opuesto es percibido como el enemigo natural, nuestros mecanismos de defensa ancestrales se activan antes con alguien del sexo contrario que con alguien de nuestro mismo sexo. Un prejuicio como otro cualquiera. O no.

Nosotras seguimos luchando por nuestro espacio, mientras ellos siguen intentando adaptarse. Seguimos luchando contra la historia, la herencia cultural, el sentido de la responsabilidad mal entendido y el sentimiento de culpa inculcado... Y nuestro peor enemigo somos nosotras mismas.

Es importante tener definida la lista de lastres, identificar claramente qué es lo que nos ancla al aletargamiento de la virtud exigida.

Tras siglos de ser el muro de carga de una sociedad androcéntrica, empezamos a dejar de sentirnos culpables por dejar a nuestr@s hij@s en manos de cuidadores y cuidadoras profesionales (absolutamente capacitad@s para ello), por permitir que alguien ajeno al núcleo familiar limpie nuestra casa, por hacer tranquilamente la sobremesa, etc. Y digo empezamos porque todavía hay un gran número de mujeres que se sienten con la obligación de ser ese muro de carga.

Y es que el lavado de cerebro nos lo hicieron muy bien. Creemos que si no nos encargamos nosotras de esas cosas nadie va a ser capaz de hacerlo.

Se acabó. Dejemos de ser el reposo del guerrero para convertirnos en guerreras y buscar nuestro merecido reposo tras la batalla. Poco a poco cada una de nosotras va encontrando su individualidad, su ser absoluto y no en relación a otr@s. Y será estupendo el día en que todas entendamos que éso no significa ser egoísta, ni abandonar a nadie, ni nada de todo éso que nos tira de la camisa cada vez que intentamos avanzar un paso.

Dedicado especialmente a todas nuestras madres, abuelas, tías... Y a todas esas mujeres que lo han dado todo por nosotr@s. Gracias.

25/10/09

Momento

Despertó tumbada sobre su costado derecho entumecido y al abrir los ojos encontró la mirada del amante satisfecho que alargó la mano para acariciarle el pelo. Con un gesto leve de los ojos le indicó que debía girarse y mirar tras de sí, dejando la vista fija en algún punto indefinido para ella hasta que giró sobre sí misma, recostándose sobre su lado izquierdo y apoyando todo su envés en el cuerpo fuerte que pasaba el brazo sobre ella para abrazar su vientre. Con sus cuerpos acoplados se abandonaron a la contemplación del amanecer que el gran ventanal de la habitación del hotel les brindaba.

Puedo dormir con cualquiera, pero es contigo con quien quiero despertar.

6/10/09

Seguimos

Ha pasado más tiempo del que creía... Me gustaría poder decir que he estado experimentando nuevos placeres y nuevas formas de experimentar placer, pero no ha sido así. Eso sí, he leído muchísimo.
Y como no me gusta llamar la atención una de las cosas que he leído ha sido la trilogía, perdón, LA trilogía. El gran retrato de los machos pusilánimes incapaces de adaptarse a una sociedad igualitaria, que descubren que la única manera que tienen de mantener su supuesta supremacía es la violencia, defendiendo sus privilegios como animales heridos luchando por sobrevivir, porque son incapaces de entenderse.
Pobrecitos.
Qué lástima.

27/5/09

Relatito

Era la tercera vez que se cambiaba de ropa.
- Ya verás como al final llegaré tarde...
...se dijo a sí misma mientras comprobaba si con el vestido estampado conseguía disimular el descaro de unos pezones altivos que no se arredraban bajo la presión no excesiva del sujetador.
Frente al espejo vio que aparentemente lo había conseguido, pero entonces tendría que sustituir su braguita cómoda de algodón negro por un tanga para evitar las marcas. Se levantó el vestido hasta la cintura y bajó la prenda hasta las rodillas, desde donde se deslizó hasta los tobillos. Liberó el pie izquierdo y con un gesto gracioso del pie derecho la lanzó sobre la cama sin hacer.
Salió de casa apresuradamente. El portero dio los buenos días con su apatía habitual, sin levantar la vista del diario deportivo. Mientras, ella sonreía pensando que había sido muy buena idea cambiar de opinión y no ponerse el tanga.

18/5/09

A ver si espabilamos un poquito

Parece mentira, pero a estas alturas de todo en general el sexo todavía es considerado algo sucio por mucha gente. Está a la orden del día, impregna todos los campos de nuestras vidas, está en boca de todos (je, je… Siempre me ha encantado esta expresión al hablar de sexo, una tontería como otra cualquiera), lo encontramos por todas partes… Y la mayoría no puede evitar la sonrisa bobalicona al toparse con el tema.
Por hablar no pasa nada, al contrario, es divertido, y sois más machotes y nosotras más “cool” cuanto más hablamos sobre ello. Pero sigue vigente el patrón puta/machote, y parece que hay quien está interesado en que así sea. El ejemplo que más a mano tenemos: la televisión. No voy a entrar a juzgar contenidos, ni audiencias, ni calidad (¿?), cada palo que aguante su vela, y cada un@ sabrá, cuando se sienta frente a la pantalla, cómo quiere estimular o anestesiar su neurona.
En este caso me quiero referir a esos programas que nadie ve y que son los que encumbran a los seres que son el modelo de éxito de nuestro tiempo. La verdad es que me importa un rábano grande como un castillo con quién se acuesta o deja de acostar cada un@, si quiere contarlo o no, si quiere cobrar o no por ello. Lo que parece ignominioso es que una serie de seres se dediquen a crear opinión sobre ello. Porque, lamentablemente, la crean, perpetuando el patrón al que antes me refería.
¡Y qué decir del trato que se da a la homosexualidad! El hecho de que todavía despierte curiosidad la tendencia de cada un@ dice bastante poco en nuestro favor. Esto para otro día, que me voy del tema.
En definitiva, el mensaje es: chica, el sexo es lo más, pero te vamos a crucificar; chico, cuantas más caigan, mejor ¡machote! Ole, ole.
No sé, la verdad es que no sé si me da risa o me da pena. Pero creo que tanta distorsión no puede ser buena para nada. Todavía prevalece también el “sólo quiere aprovecharse de ti”, “no seas tonta, que luego pierde el interés”… y toda la retahíla de frases que antaño reflejaban que el sexo era la moneda de cambio con la que las mujeres comprábamos el matrimonio.
Parece mentira, a estas alturas de todo en general…

11/5/09

La insoportable torpeza del ser (macho) 3

El apéndice mágico grande, ese gran desconocido. Vamos a intentar acabar con el mito, porque creo que es algo dañino (el mito). Dañino sobre todo para vosotros, hombres, porque ha calada hondo a lo largo del tiempo lo del burro grande ande o no ande. Y en este caso puede que el burro ande, pero su dueño no tanto. Machos de grandes atributos: colaborad un poco, que confiáis tanto en vuestro gran amigo calvo que le dejáis todo el trabajo.
Teniendo en cuenta que la valoración del tamaño es algo subjetivo, hay que hacer un par de apreciaciones.
Volvemos al cine porno. Es espectáculo, por eso nos muestra mujeres espectaculares y penes descomunales. Aunque a más de un@ nos gustaría, no es la vida real.
La otra apreciación. Personalmente estoy un poco cansada de oír que la imaginación suple cualquier carencia (y que conste que en este caso no me gusta emplear la palabra carencia). No tod@s hemos sido tocad@s por la magia de la creatividad, y no damos para tanto. Creo que lo importante es descubrir el placer que es disfrutar del goce ajeno.
Aventuraos a descubrir cuánto placer podéis proporcionar. Y un día que tengáis un rato, con tranquilidad, olvidaos del orgasmo y dedicaos a explorar, saborear... En definitiva, dedicaos a recrear vuestros sentidos viendo a vuestr@s cómplices volverse loc@s de gusto.
Nosotras también nos tenemos que poner las pilas con este tema, pero eso será otro día.

7/5/09

La insoportable torpeza del ser (macho) 2

Después de un paréntesis reflexivo vuelvo a la carga. De vez en cuando vale la pena frenar un poco para reflexionar sobre algunas cosas. O simplemente para mirar lo que pasa a nuestro alrededor, que no es poco.
Como decía en la primera parte, todo esto ha surgido de muchas conversaciones y no menos risas, que me han llevado a concluir que no hablamos lo suficiente. ¿Paradoja? Pues sí. Nos perdemos en veleidades y aunque a veces parezca que nuestra conversación es la más profunda que tiene lugar en el mundo en ese momento. Nos encontramos analizando conductas ajenas (lo que en cristiano viene a ser cotillear), utilizando palabras grandilocuentes pero sin mojarnos en exceso, no sea que nos acatarremos.
Pero vamos al grano.
Veteranos: ¿cómo puede ser que, con tanta información como tenéis, todavía no seáis capaces de utilizarla en condiciones y penséis que la llave del placer es vuestro rendimiento aeróbico? (Escribo esto partiendo de la base de que uno de los objetivos de la relación sexual es darse placer el uno a a la otra y viceversa. Los que tenéis como chiste de cabecera aquél de para un hombre no es importante saber en qué momento llega una mujer al orgasmo podéis dejar de leer. Seguro que sacáis más provecho en otro sitio).
Chicas: ¿cómo puede ser que, con tanta información como tenemos, todavía seáis tantas las que pensáis que la llave del placer es el tamaño de la llave del placer? Y lo que es peor: ¿por qué vosotros os lo creéis?
Preparaos para descubrir el gran secreto: no es necesario ser un gran atleta ni tener los atributos de Nacho Vidal. Corrijo: ni tener el miembro de Nacho Vidal. Atributos es un concepto muy amplio e interesante. Pero no nos vamos a desviar, ya hablaremos de Nacho el Grande otro día.
No voy a negar que una buena forma física es un tanto a favor en el sexo, pero es que lo es en la vida. Es una cuestión de salud. Me refiero a la típica y aburrida cuestión del “¿cuánto aguantas?”. Resulta que estamos reduciendo el acto a la fricción del mete-saca. Mal. Tampoco voy a negar que nos resulta muy placentero (muy, muy placentero) sentirnos físicamente repletas. O sea: creo que ninguna de nosotras le va a hacer ascos a un buen pimentero (¿no crees, Samantha? Referencia explícita a no recuerdo qué capítulo de la primera temporada de Sexo en Nueva York). Pero también creo que se le da demasiada importancia a que el apéndice mágico sea objetivamente grande.
Otro día seguimos.

25/4/09

La insoportable torpeza del ser (macho)

Conversaciones al calor de cafés y cigarros, divagar sobre lo carnal de lo humano, intercambio de sensaciones y experiencias... Tras muchas, variadas y agradables conversaciones se llega a la triste conclusión de que, chicos, no tenéis ni idea. No hay que generalizar, por supuesto, pero aquéllos que tengáis dos dedos de frente no os sentiréis ofendidos por esta generalización. Todo lo contrario.
Hombres con ganas de escuchar, proyectos de hombre con ganas de aprender y de sumergiros en la inconmensurable delicia del placer que es dar placer, hombres que no confiáis todo el trabajo a vuestro amigo miembro y que, con él, formáis el equipo perfecto. Eso es lo que nos vuelve locas.
Firmeza suave y suavidad firme. Jugar con un cuerpo como se juega con los dedos en la arena del mar o con un caramelo que se nos deshace en la boca con cada giro de lengua. Con todos los sentidos abiertos a recibir cualquier estímulo.
No voy a decir que ninguno sabéis lo que hay que hacer, porque sería faltar a la verdad y sé que hay alguien que lee esto que merece un diez en conducta, pero parece ser que no es la tónica general. Llega a mis oídos que los nuevos hombres entran al mercado con demasiada información poco procesada y con referencias incluso cuestionables. Hace unos días, entre bocados de sushi, llegamos a la conclusión de tal vez la facilidad que hoy tienen los hombres y mujeres del futuro para acceder a material sexual es contraproducente. Me explico: antes había que ingeniárselas para conseguir una revista, alquilar una película, entrar en una sala X... ¡Y ya no te cuento para tocar pelo! Ahora está todo a un simple clic de distancia. Esa inmediatez que para un aquítepilloaquítemato es un aliciente, no lo es para sondear y recibir todas las sensaciones que nuestros cuerpos van a proporcionarnos a lo largo de toda nuestra vida. Toda esa información poco procesada y todas esas referencias cuestionables han logrado que para muchos hombres el súmmum del sexo sea dejarse ir en la cara de su partenaire y para muchas mujeres lo sea mirar al propio con ojos de cordero degollado mientras le come el miembro. Eso no está mal, y no tengo nada en contra del cine porno, al contrario. Pero no es todo. Mente abierta, escuchad lo que os dicen y lo que no os dicen, leed con la punta de los dedos los mensajes que os envía el cuerpo que estáis tocando. Y nunca, nunca deis nada por supuesto. Es mucho más gratificante.
Esto en cuanto a los noveles. Pero, consagrados, no penséis que vosotros andáis mucho mejor...
Ya hablaremos.